Ayer, viernes, fue la última de nuestras visitas a los centros educativos de la zona.Concretamente visitamos el colegio de Santiago, donde los estudiantes comprenden los grados entre 6 y 11 curso.Antes de empezar, nos reunimos con los estudiantes de 11 grado para pedirles su colaboración como animadores y que nos ayudasen a controlar a los niños durante las actividades. Puesto que el colegio de Santiago tiene muchos alumnos, aunque entre seminaristas y cooperantes nos dividimos en 9 grupos, todos tuvimos muchos niños a nuestro cargo, cosa que no facilitó nuestra tarea.
Aún así, la mañana recreativa fue bastante positiva, hacía sol, y pudimos llevar a cabo la mayoría de juegos sin problemas, aunque algunos de los alumnos, sobretodo los más mayores, no mostraban mucho interés en las dinámicas.
Una vez sonó el timbre de finalización de las clases todos los niños salieron corriendo del colegio, cooperantes y seminaristas nos reunimos con los profesores para evaluar la mañana de juegos. Ya después de las fotos, nos dirigimos hacia la vereda de QuinchoaPamba, donde la comunidad del lugar se había reunido en una de las casas particulares para ofrecernos el almuerzo en señal de gratitud por Manyanet Solidari. Fue uno de los momentos mas duros del viaje, ya que es la casa mas humilde que hemos visitado en estos dias: estaba hecha de madera, con tan solo dos espacios, el suelo era el barro que había debajo de la casa, y almorzamos en la mesa, que estaba al lado del fogón, y detrás de la cama, todo muy humilde. Aún así, toda la comunidad se reunió para ofrecernos un almuerzo demasiado abundante para mi parecer: de primero un caldo con maíz, y de segundo una "batea" para cada uno con medio cuí, un trozo de gallina y una trucha, además de maíz. En conclusión, demasiada comida para un lugar tan humilde, y una mala sensación de ver a gente que tiene tan poco y nos da tanto...
Después de esto, nos despedimos de la gente de la vereda y volvimos a Santiago. Esa tarde, los seminaristas dieron una charla vocacional para los jóvenes del pueblo, mientras por todos los pueblos del valle pasaba el pregón de las fiestas de Santiago, con música, bailes, y por supuesto, la imagen del patrón.
Después de todo esto preparamos la iglesia para la oración de Taizé, una oración con velas y incienso, con mucha relajación y silencio, bastantes canciones y algunas pregarias.
Ya para finalizar el día, ofrecimos a los seminaristas una cena "typical catalonian" con "pa amb tomàquet", a modo de despedida ya que dos de ellos, John y Juan David marchaban al día siguiente. Al final de la cena les dimos un pequeño recuerdo a todos los seminaristas, que consistía en una carta y una caricatura de ellos para cada uno.
Andrés Lozano
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